domingo, octubre 12, 2003

++ Umwelt++
Esporas, pensamientos que explotan en mil pedazos, astillas que hieren, semillas en germinación, piedras que caen en suelo árido, situaciones que se unen en una gran cadena hermenéutica.

Esta historia es real
El andar cansino -relevado en el cuerpo quebradizo- acompaña los pasitos pequeños y medidos, que trasladan a un hombre que podría haber nacido a comienzos del siglo pasado. Camina mirando el piso, como si rastreara las huellas de un animal herido, un pasado que se oculta, acosado por rememoraciones terribles.
Al llegar al borde de la calle, una mujer lo interpela. Le indica que tenga cuidado, que preste mayor atención, que los coches pasan raudos, con sus luces relampagueantes, preparados para el ataque. El hombre parece salir un instante de su letargo, su voz cobra cuerpo, y en gorgojeos histéricos exclama: -Lo único que me falta! Que alguien me diga lo que tengo que hacer a esta altura de mi vida!- y con un bufido despectivo avanza.
Los autos lo esquivan, pero las bocinas resuenan en sus oídos, retumbando en la caracola, chocando contra el martillo, irritando el tímpano.
Finalmente la vereda lo recibe en un cálido abrazo, el viejo se detiene y mira hacia atrás. Décadas de cinismo se dibujan en su cara, adquiriendo una forma medialunada, coronada por dos arcos que se elevan hacia los ojos. El hombre sonríe despectivamente y luego mira a la boquiabierta mujer, que ha quedado petrificada al otro lado de la calle.



El concepto de verdad
Hegel, en la Fenomenología del Espíritu, dice que lo verdadero es el delirio báquico, en el que ningún miembro escapa a la embriaguez, y como cada miembro, al disociarse, se disuelve inmediatamente por ello mismo, este delirio es, al mismo tiempo, la quietud translúcida y simple.
Era esta quietud la que enarbolaba el anciano? No eran los sedimentos podridos de ciertas verdades arcaicas, lo que le permitía elevar la voz y exclamar sus dichos? Este hombre realmente está convencido de que ha hecho de su vida lo que él quizo? Acaso no fue su vida, un continuo devenir dentro de un marco establecido?. Como podría entenderse la libertad en esta situación?.
Gritar la libertad, no es una forma de ejercerla. Y las verdades están hechas para ser superadas: eso es lo que constantemente ocurre en la orgía de subjetividades que pugnan por imponerse.

La posibilidad de creación
Es innegable que el marco existe, que "la ideología nos atravieza de lado a lado", que un cierto imaginario nos acuna en sus significados y nos da la tranquilidad de habitar una matriz calentita y segura. También es cierto que no somos "sujetos sujetados" a la manera althusseriana, ni tampoco estamos hechos de una vez y para siempre. El hombre está en continua creación y desarrollo, pero ese marco del cual hablábamos instaura un límite que es preciso subvertir, y las formas aquietadas, apacibles de la conciencia burguesa, atribuyen la inserción a una forma correcta de llevar la existencia.
Temiendo que la exclusión los enajene socialmente, se pierden de lo más fantástico que una persona puede experimentar: la posibilidad de ponerse en juego, de saborear la derrota, de afirmarse en la diferencia; siendo un picapedrero constante, como un ácido corrosivo que disuelve las estructuras.



Dice J.P.Sartre en Una idea fundamental.: Conocer es "estallar hacia", arrancarse de la húmeda intimidad gástrica para largarse, allá abajo, más allá de uno mismo, hacia lo que no es uno mismo.


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