martes, mayo 20, 2003

++ El brillo ++

Sus ojos escondían un misterio eterno.
Se comunicaban entre ellos mediante gruñidos y gestos poco apacibles.
Les atraía el brillo. Necesitaban comprender por qué los seres humanos pasaban tanto tiempo siguiéndolo. Pero temían reflejar la osadía de sus conocimientos.
Una noche, un conjuro traicionero rompió con los ritos milenarios. La estrella apuntó al iris mágico y disparó.
Los perros miraron la operación con asombro, asustados.
Luego comprendieron. Para brillar se necesitaba un objeto pequeño a través del cual te observarían. Luego una luz enceguecedora imprimiría en la retina de los gigantes, tu corporeidad.




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