jueves, abril 17, 2003

++ Adaptación ++

Los cambios sufridos en las últimas semanas se elevaban en densas nubes de miedo e incertidumbre, impregnando sus sentidos. Poseía un conocimiento que no le había sido transmitido de manera explícita, pero que habitaba en él. Se preguntó si estos cambios físicos modificarían su subjetividad, si cambiarían sus hábitos. Temió que ella no comprendiera (aunque sabía que había leído la metamorfosis de K.)
Se fue a dormir como todas las noches. Su estómago crujía rítmicamente, recordándole que no había cenado. Cerró los ojos pequeños y un remolino de cansancio lo arrebató de la vigilia. Al fin descansó.

Si uno lo (ad)miraba mientras dormía, podía notar sus movimientos extraños, su asincopada respiración, sus ojos enloquecidos rodando bajo los párpados calientes. Pero incluso los vouyeurs durmieron esa noche.

Su despertar fue violento, la respiración le fallaba, el medio ambiente que durante tantos años lo había cobijado lo estaba rechazando, debía salir de allí, buscar nuevo oxígeno, procesarlo con sus pulmones...
Se arrastró por las paredes de su vivienda y de un salto llegó al otro lado, se sentía alto y poderoso. Miró a su alrededor, todo se veía más pequeño ahora, las paredes de su casa habían sido una lente de aumento para su cotidianeidad objetual.

Pensó en la reacción de ella cuando lo viera. Se preguntó que diría. Esperó pacientemente. Cuando el sol dió de lleno en la ventana de su cuarto, ella se levantó.

Apareció despeinada, bostezando. Se detuvo en seco al ver un importante charco de agua en el piso de parket.
Su mirada realizó movimientos dudosos circunvalando su alrededor.
Ella sopesó las posibilidades de tamaña intrusión: ¿Habría sido Lisa la culpable?
Rastreó las huellas lentamente y con cierta percepción detectivesca llegó hasta la cima del mueblecito donde guardaba los comics...una sombra oscura se recortaba contra la pecera...

Ella se quedó mirándolo fijamente ¿cómo habìa llegado hasta allí?.
Un suspiro agitado, proveniente de sus vírgenes pulmones, la alertó.
La metamorfosis había concluído. Él había abandonado su antiguo cuerpo de axolote, dando luz a su nueva identidad: ahora era una salamandra, suave, grácil y extrañamente perturbadora.





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